¿¿¡¡¡ Otra vez Navidad!!!??? No puedo creerme lo rápido que ha pasado este año. No, no es un mito ni son leyendas: cuando nos hacemos padres el tiempo pasa más rápido. Esa sin duda es la parte que menos me gusta por ahora, sentir que voy a velocidad y sin frenos. Miro las fotos que hice el año pasado para preparar las sesiones de este año y me quedo boquiabierta: los mismos niños que vienen año tras año ya no son bebotes, algunos ya empiezan incluso a dejar de ser niños!!.. Y si los de los demás me dejan boquiabierta, ver la foto del año pasado de mi princesa y observarla a día de hoy hace algo más: me revuelve todo y hace que me aflore alguna lagrimilla… que no, que la versión actual de Paola es maravillosa, pero ha dejado tantas cosas atrás, cosas que parecían normales y rutinarias y que cuando me quiero dar cuenta ya echo de menos.. que me hace sentir verdadero vértigo.

Las sesiones Navideñas han adquirido otro significado para mí. Más allá de los atrezzos, el trineo, regalos, estrellas, avión de juguete y todas las cosas que tengo preparadas para este año, es la necesidad de fotografiar año tras año una evolución. Y os diréis (porque sí, me lo dicen todos): tu hija estará harta de fotos, tiene que tenerlas a miles. Pues no, dedico tanto tiempo a las sesiones de los demás que apenas tengo tiempo para detenerme a pensar en las nuestras. Así que las Navidades se ha convertido en mi escusa perfecta: yo también quiero felicitar a los demás y quiero que sea con una foto de mi propia hija! Quiero que sea algo realmente especial.

Este año la magia que quiero transmitir va más allá de los decorados. Quiero que los niños que pasen por el estudio sientan esa magia, soplen sus deseos y la transmitan a todo el que mire sus fotos.

Este año he pensado en ideas también para más mayores, todos esos bebés que conocí y que siguen viniendo año tras año y ya no son tan bebés..